"El agente confidencial", Graham Greene, 1939
“Pero quizá L. se dedicaba a leer melodramas, después de todo representaba a la aristocracia –las marquesas, los generales y los obispos-...
Lo único que sí sabemos es que la capacidad que tiene el cine o la literatura o los cómics para emocionarnos son reales. Y quizás algo más: que el conocimiento nos ayuda a no ir por la vida vendidos y en manos de cualquiera; nos hace, en definitiva, Todopoderosos.