"Yo, Aníbal", Juan Eslava Galán (1988).
“No os imaginéis una colonia maloliente de podridas casuchas de paja habitadas por indolentes esclavos al servicio de sucios agentes...
Lo único que sí sabemos es que la capacidad que tiene el cine o la literatura o los cómics para emocionarnos son reales. Y quizás algo más: que el conocimiento nos ayuda a no ir por la vida vendidos y en manos de cualquiera; nos hace, en definitiva, Todopoderosos.