Cuando Jaime me comentó que le encantaban las palabras que rimaban y me pidió que le dijera algunas, aparte de algún que otro refrán le recité los pocos poemas que de memoria me sé. Rebusqué en mis recuerdos, donde continúan muchas de las inevitables (y estupendas) rimas de Bécquer, y apareció, cómo no, este poema de Cervantes, extraído del Quijote, y que tanto nos gustó (y nos costó) aprender a Manolo y a mí en esos ratos eternos que compartíamos en la tienda de nuestros padres.
¿Quién menoscaba mis bienes?
.........Desdenes.
¿Y quién aumenta mis duelos?
.........Los celos.
¿Y quién prueba mi paciencia?
.........Ausencia.
De este modo, en mi dolencia
ningún remedio me alcanza,
pues me mata la esperanza,
desdenes, celos y ausencia.
¿Quién me causa este dolor?
.........Amor.
¿Y quién mi gloria repugna?
.........Fortuna.
¿Y quién consiente en mi duelo?
.........El cielo.
De este modo, yo recelo
morir deste mal extraño,
pues se aumentan en mi daño
amor, fortuna y el cielo.
¿Quién mejorará mi suerte?
.........La muerte.
Y el bien de amor, ¿quién le alcanza?
.........Mudanza.
Y sus males, ¿quién los cura?
.........Locura.
De ese modo, no es cordura
querer curar la pasión,
cuando los remedios son
muerte, mudanza y locura.