Animada por uno de los ejercicios que tuve que hacer en mi clase de holandés y que coincidió temporalmente con el descubrimiento del libro “Lekker Nederlands”, de la bloguera canadiense Colleen Geske (Stuff Dutch People Like), en el que debía elaborar una lista con treinta tópicos sobre Holanda y los holandeses, he pensado en crear una serie en el blog para ir contándolos.
Algunos coincidirán, obviamente, con los que se pueden encontrar en el libro antes mencionado, pero los que yo cuente en mi blog estarán basados en mi propia lista (elaborada con la colaboración de Sergio) y en mi experiencia en este bendito país que, a lo tonto, a lo tonto, es ya de cuatro años y siete meses (sumando Nijmegen y Eindhoven).
Comencemos, pues. Y lo voy a hacer con uno de los tópicos que estamos padeciendo en estos días: Las compras con paciencia.
Finalmente, y rompiendo una larga tradición, nos hemos decidido a comprar una lámpara para el salón. Bueno, es cierto que ya tenemos una, pero no nos convence demasiado y siempre podemos usarla en alguna otra habitación de esta casa tan necesitada de lámparas.
Así pues, el pasado día 13 se produjo la tan esperada combinación astral y el acontecimiento tuvo lugar: encontramos la lámpara que nos gustó a los dos, que no era excesivamente cara, ni excesivamente vulgar y tenía el color y el tamaño adecuados. Casi con la tienda cerrada, nos acercamos felices al mostrador de "de Bommel Meubelen" y pronunciamos emoncionados la frase: “nos vamos a llevar esa lámpara”.
Ella, tan de nuestro estilo... Meubleplein, Ekkersrijt, Son, 13 de septiembre de 2014.
¡¡Ay, ingenuos españoles, acostumbrados a comprar en Ikea!! Evidentemente la lámpara no estaba en el almacén de la tienda esperándonos. El joven que nos atendió nos informó de que hacía el pedido y que ya nos avisarían cuando la lámpara estuviese lista para ir a recogerla. Hasta aquí algo normal, esto pasa hasta en España.
Pero no contábamos con el factor “Ruuuustig...” (equivalente al “Me estás estresando” caribeño) de los holandeses.
¿A qué día estamos hoy? A 29 de septiembre, ¿verdad? Bueno, pues aún no sabemos nada de la lámpara. Y lo peor es que aún están dentro del plazo que nos dieron en la tienda: ¡¡de 4-6 SEMANAS!!
Y lo dicen y no se les cambia la cara, ni se ruborizan, ni nada por el estilo. 1 semana, incluso 2 antes de empezar a ponerte nerviosa e irte a hacer una cacelorada a las puertas de la tienda, pero ¡¡de 4 a 6 semanas!!
Exactamente el mismo tiempo que me dieron en Nijmegen cuando se me ocurrió encargar, en un acto totalmente irreflexivo por mi parte, unas cortinas para la cocina en el Kwantum. Y tardaron eso, casi 6 semanas... por estas cortinillas que, además, ¡¡resultaron carísimas!!
Ventana de nuestra casita de Nijmegen, ¡ay, qué añoranza! Nijmegen, 3 de julio de 2007.
Quizás a alguien le pueda parecer normal, incluso demasiado pronto, pero yo no dejo de sorprenderme de la tranquilidad con que se toman aquí las cosas, de lo poco exigente que son estos holandeses. Que te compras una lámpara o un colchón, o la arena para el jardín, o unas cortinas y tienes que esperar más de un mes para tenerlo, ¡pues claro, lo más normal del mundo! Los holandeses y su pachorra, buen título para otra de las entradas de esta serie...