A mediados de octubre ya pensábamos que tendríamos el último fin de semana de buen tiempo del año, luego resultó ser una falsa alarma y hemos disfrutado de días de buena temperatura y solecito hasta ayer mismo. De todos modos no queríamos desaprovechar la oportunidad de pasar una buena jornada de campo y nos fuimos de paseo con Lupe y Pepe al Hoge Veluwe Park, allá por Otterloo, a unos 100 km de casa, tirando para el norte.
Monumento al general Bóer Christiaan de Wet, que no Joseph Mendes da Costa, que fue el escultor. De Hoge Veluwe, 19 de octubre de 2014.
Y el día no estuvo mal. Es cierto que por la tarde se estropeó un poquito y cayeron dos chaparrones tremenos, pero nos dió tiempo a hacer todo lo que teníamos planeado: picnic junto al lago, paseo en bici, caída apara-patosa a la primera pedalada y visita al Kröller-Müller Museum (ésta en realidad la hicieron solos Lupe y Pepe, nosotros ya la hicimos en una de las visitas del Tur, en 2008).
Cuando aún era un día de picinic hicimos uno junto al lago que rodea el pabellón de San Humberto. De Hoge Veluwe, 19 de octubre de 2014.
Esta idílica foto, con paisaje típico holandés de fondo, la hice, más que nada, para recordar a mi enemiga... De Hoge Veluwe, 19 de octubre de 2014.
El paseo en bici, aunque bastante concurrido, fue estupendo. El parque era todo otoño. Una maravilla. De Hoge Veluwe, 19 de octubre de 2014.
Tras el paseo, los chicos listos se fueron al museo, pero la familia intrépida decidió buscar un parque infantil, tomarse un cafetito tranquilos... Fue entonces cuando cayó la más grande y en un regreso de emergencia, llegamos al museo casi sin empaparnos. De Hoge Veluwe, 19 de octubre de 2014.
A las puertas del Kröller-Müller Museum, a punto de emprender el regreso a casa, el grupo posa sonriente. Y Pepe que se colocó justo en el sitio... Veluwe, 19 de octubre de 2014.