El segundo paso, tras haber elegido la casa, era firmar las escrituras y la hipoteca ante notario. Ese acto que en España te traslada a principios del siglo XX, si no del XIX, en Holanda fue como ir a que te sellen el carnet del paro: rápido, preciso y sin formalismos.
La cita era para el día 15 de diciembre. Llegamos a la recepción, esperamos unos 10 minutos, nos subieron al despacho del notario (un tipo vestido sin chaqueta ni corbata, una persona normal, vaya, de unos 40 años. Esto lo recalco por si acaso alguien quiere comparar), nos leyó las escrituras y el contrato de la hipoteca (y nos las tradujo al inglés simultáneamente), firmamos las escrituras (en nombre del vendedor, una empresa constructora, lo hizo otra notaria que por allí andaba), firmamos la hipoteca (en nombre del banco, nadie) y no entregamos dinero negro a persona o entidad alguna (si no lo digo, reviento). Se acabó, asunto concluido en menos de una hora.
Y nos fuimos para nuestra casita holandesa, de la que teníamos las llaves desde esa misma mañana, antes de firmar las escrituras, cuando la inmobiliaria nos había citado para una última visita antes de firmar y comprobar que comprábamos lo que dirían después las escrituras.
De la inmobiliaria, de la que no hay foto, debo añadir que nos enseñó la casa y nos la vendió sin cobrarnos comisión. Eso sí, nos ofreció un contable para que nos arreglara todo el papeleo de la hipoteca, los seguros, el notario, etc. Éste sí que cobró, pero creo que ha sido el dinero mejor gastado de nuestras vidas.
Del momento de la firma no hay foto, pero el antes y el después están retratados, cómo no?
Tuvimos la suerte de tener a Jorge con nosotros ese día y de que nos ayudara haciendo de canguro el rato que estuvimos con el notario. En la sala de espera a Sergio ya se le iba poniendo cara de propietario... Eindhoven, 15 de diciembre de 2011.
Ante la solemnidad del acto Jaime decidió subirse a los sofás a jugar con sus coches... Eindhoven, 15 de diciembre de 2011.
Una vez terminado el proceso, el trío de chicos posó junto al edificio donde estaba la oficina del notario, muy cerca del aeropuerto. Eindhoven, 15 de diciembre de 2011.
Y Jaime quiso su primer plano demostrando con su gesto serio que, o bien tenía frío, o bien esperaba no tener que heredar, con 32 años, la hipoteca que firmábamos ese día. Eindhoven, 15 de diciembre de 2011.
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