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Foto del escritorPadiesha

Fin de semana en Neuss (léase Nois)


Imagen memorable con efecto especial de nuestros anfitriones tomada durante la visita al Filmmuseum Düsseldorf.



Pues sí, allí que nos fuimos. Metimos el colchón del sofá-cama en el sufrido Otto (nuestro amado Almera) y nos hicimos los apenas 120 km que separan Nijmegen de esta coqueta ciudad-dormitorio anexa a Düsseldorf. Allí nos esperaban Ángel e Isabel.


A parte de pasarlo muy bien y de reírnos bastante con anécdotas escatológicas que no vienen al caso, el viaje nos ha servido para darnos cuenta, entre otras cosas, de que:


La naturaleza en Neuss



Primero: Sitios bonitos los hay en todos lados. Y Dusseldorf es una ciudad muy bonita. También lo es Neuss, aunque ésta la disfrutamos algo menos. Aún así nos dio tiempo de pasear por un o de sus maravillosos parques y de conocer a su fauna autóctona (nutria-rata gigante incluida). De Düsseldorf, pues el Rin que lo atraviesa, su centro histórico, la infinidad de posibilidades culturales que ofrece (museos, música en directo, cine…) y, sobre todo, su recuperado muelle industrial hoy convertido en una pequeña “city” con edificios con firma (Gehry entre otros) y ejemplo claro de cómo renovarse.


A mí nadie me quita que esto es una rata. El tamaño, el de un gato bien alimentado.


Segundo: A la gente le gusta el cachondeo en todos lados. En Düsseldorf también hay botellón, y con eso lo digo todo. Lo que cambia es que los días de botellón se pueden ver reducidos a una tercera parte de los que tenemos en España gracias al clima (en España te ves tú a la gente con la bufanda y pimplando en mitad de la calle en pleno enero. Intenta hacer eso en Alemania). Las calles abarrotadas de gente bebiendo cerveza en los bares, el paseo junto al río lleno de pequeños o grandes grupos sentados en las escalinatas o en el césped con sus cajas de botellines de cerveza (medio caliente) y bebiendo sin parar. El ambiente es tremendo. Y Si encima te enteras de que Düsseldorf tiene un Carnaval famoso (por lo que están hermanados con el Puerto de la Cruz de Tenerife, ¡qué cosas!) y que lo viven a tope, pues ya se te cae un mito.

Media Harbour de Düsseldorf



Y tercero: Hay que viajar. Hoy en día las distancias no son tan grandes y hay muchos sitios por ver y mucha gente a la que conocer. El sábado tuvimos ocasión de compartir cena y salida con gente de China, de Turquía, de Japón, de los que hay una gran colonia precisamente en Düsseldorf, y por supuesto con españoles y alemanes. Toda una experiencia “murticurturá”.


Lo único malo del fin de semana: ¡Que me perdí Carrusel! Justo el mejor Carrusel del año… pero bueno, así me ahorré los nervios y sólo me enteré de las buenas noticias. Tamudo for ever!!!!!




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