Así andamos a estas alturas.
El 1 de mayo debíamos tener ya nueva casa, así que a principios de abril nos pusimos a ello desesperadamente. El objetivo era encontrar algo que cumpliera las siguientes leyes:
1ª - Entre unos gastos y otros (alquiler, luz, agua y gas), no sobrepasar los 1.000 leros mensuales.
2ª - Tener, al menos, dos habitaciones (pero habitaciones, habitaciones, no como las cuentan aquí: un apartamento con dos habitaciones para los holandeses significa un dormitorio y el salón, ea) con la idea de que Sergio tuviera su rinconcito para tocar el saxofón sin dar mucho por…, vamos, para que estuviera cómodo, excepto cuando esta ley entrara en conflicto con la Primera Ley.
3ª - Semi-amueblado como lo entendemos en España, con lo básico puesto (frigorífico, lavadora, cama, armario, alguna que otra silla, una mesa…) pero sin atosigar con muebles viejos y horteras excepto cuando esta ley entrara en conflicto con la Primera Ley.
4ª - Ubicado lo más cerca del centro posible y no demasiado lejos del trabajo de Sergio, excepto cuando esta ley entrara en conflicto con la Primera Ley.
Para no divagar demasiado diré que todo lo que encontramos entraba en conflicto con la 1ª ley. O bien, en algunas ocasiones, cumplían la 1ª ley pero no respetaban, ni de lejos y sobre todo, la 2ª ley.
Finalmente tuvimos que descartar la 3ª y la 4ª ley y nos decidimos por una casita la mar de chula, que cumplía de largo la 1ª y la 2ª ley, pero que ni conocía ni había oído hablar de las otras dos.
Resultado: Wedesteinbroek, ése es el nombrecito de la calle. Un casa de dos plantas más ático (no buhardilla, Merchi), y un jardín tremendo con su casita para bicicletas y demás enseres jardinescos. Un gran salón con cocina abierta, tres dormitorios y el mencionado ático (no buhardilla). Todo por 600 leros al mes sin incluir gastos (que, esperemos, vendrán a ser unos 200 leros), sin tener que pagar comisión a la inmobiliaria ni mes de fianza. Un poquito alejado del centro, la verdad, pero a una distancia que se cubre en coche en 15 minutos, en bici, en unos 35 y andando toda una mañana, pero bueno… Ubicado en un barrio precioso (con zonas verdes de verdad e incluso ¡¡¡un lago!!!).
¿El truco? Es una casa de la que los holandeses denominan “sin amueblar”. Sin nada de nada, ni lavadora, ni frigorífico, ni bombillas, ni suelo…. Eso sí, en algunas ocasiones el inquilino anterior te puede vender el suelo si quieres, por unos 2.000 leros, más o menos… (pero no era el caso) ¿Alguien le encuentra alguna lógica a esto? Porque yo no se la encuentro, ¡¿quién anda por ahí mudándose con el suelo de una casa?! Lo cierto es que la casa estaba tal cual, con puertas y paredes y poco más, el suelo a cemento pelao.
Y ahí andamos nosotros, los infatigables, comprando muebles como locos, buscando un suelo que fuera a la vez barato y bonito, pintando, comprando cortinas y cortineros, yendo y viniendo a las miles de tiendas de decoración y bricolaje que hay por los alrededores (ya me parecía a mí que había demasiado tiendas de este tipo, ya capto la utilidad), gastándonos todo lo que teníamos y lo que no, … Jugando a las casitas, en definitiva.
Pero está mereciendo la pena, en serio. La casa va tomando forma de lugar habitable y el esfuerzo va a compensar seguro. Seguiremos informando…
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