Estos holandeses están tela de organizaos. Un ejemplo: las basuras.
Al parecer, aunque es algo que todavía he de investigar a fondo, te avisan en el periódico local del día en el que a tu calle le toca sacar la basura. Cierto. Ese día (que yo, por el momento, reconozco porque los demás vecinos han sacado la suya y que suelen ser los miércoles por la mañana) tengo que coger toda la basura que he ido acumulando durante una semana y meterlas en las “Bolsas de basura”, las únicas e irrepetibles, que si no las usas no te recogen nada. Estas bolsas, de tamaño normal, las puedes y debes comprar en el supermercado, en una especie de mostrador… bueno, eso lo contaré otro día. Totá, que te cuestan casi 10 euros unas 20 bolsas. Nada de rehusar las bolsas del supermercado, éstas se rehúsan en el propio supermercado y son unas bolsas enormes y de buena calidad que te cuestan tu dinero y a las que les colocan unas pegatinas para que se sepa que ya las has pagado y que las puedes usar hasta que se te desintegren en las manos.
Con el papel ocurre más o menos lo mismo. En algún sitio en holandés te avisan del día del MES en que pasa el camión a recoger los papeles y cartones. Tú vas acumulando y ese día exacto tienes que colocarlo todo en la acera porque pasarán a recogerlo a lo largo de la jornada.
Los vidrios y las latas tendrás que llevarlas a reciclar a los contenedores que hay, por ejemplo, en el parking del supermercado. Lo mejor es lo de las botellas de plástico. Cuando compras determinados productos, por ejemplo: una botella de Pepsi, te cobran en caja el producto más una cantidad por la botella de plástico. Si quieres rembolsar ese dinero, cuando la botella esté vacía te la echas en la bolsa del supermercado, entras en él con las botellas vacías y te vas al rincón perdido entre quesos y demás y allí te encuentras con "La máquina de reciclaje de botellas de plásticos y cajas de botellines". Introduces en la máquina tus botellas usadas y le das a un botoncito que te generará un ticket de descuento para usar en caja a la hora de pagar…
Ya sé que todo es muy complicado, pero es que esta gente lo tiene todo muy organizado, a veces “demasiado” organizado.
A ver, un ejemplo de excesiva organización: los horarios de los establecimientos. Eso de pensar que todo va a estar abierto porque son las 10 de la mañana de un lunes, nada de nada. Aquí cada uno abre cuando le da la gana, ahora, eso sí, en la puerta del establecimiento te plantan su horario para que no te pierdas, bien especificadito. El lunes de 12.00 a 18.00, el martes de 10.00 a 18.00, el miércoles de 10.00 a 17.00, el jueves de 10.00 a 20.00, … y esto es verídico. Como muestra os pongo el horario de la Biblioteca pública.
La cosa es que esta es una ciudad no excesivamente grande, y Holanda tampoco es un país excesivamente grande con lo que se pueden permitir el lujo de organizar y reorganizar y volver a organizar todo este tinglado al que llamamos vida cotidiana. Pero para alguien que está acostumbrada a vivir en los últimos años en el pequeño caos que es la ciudad de Sevilla toda esta organización, cuanto menos, me sorprende, y cuanto más me inquieta.
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